Los niños/as crecen en un mundo muy distinto al de nuestros padres, el mundo de la tecnología, que nos enfrenta a desafíos sociales y ecológicos que conllevan nuevos retos educativos. ¿Cómo podemos ayudarlos en esta nueva forma de vivir?
Basándonos en dos grandes maestros en el campo de la educación como son: Peter Senger, experto en pensamiento sistémico y aprendizaje organizacional y Daniel Goleman, autor del libro: Inteligencia Emocional y fundador del movimiento para el aprendizaje social y emocional; que analizan los componentes internos que los niños/as y jóvenes tienen para participar y prosperar en este nuevo entorno informático encontramos:
Daniel Goleman nos describe que es fundamental para crecer y desarrollarse como ser humano, conocer nuestro mundo interior; cómo pensamos, qué sentimos y qué hacer con estos sentimientos (emociones) y otro tema imprescindible es cómo fomentar la empatía que dará lugar al afecto y a la capacidad de trabajar juntos, para ser sociales.
Peter Senge habla del enfoque externo, es decir, la comprensión del mundo en su sentido más amplio. Todos los sistemas interaccionan y crean redes de interdependencia. Los niños/as se educan en el seno familiar y luego entran a formar parte de las escuelas y van traspasando al mundo social en toda su complejidad.
Peter Senger nos dice que, analizando las aptitudes, estamos analizando la conducta: Si hago esto, la consecuencia será esta.
Senge, defiende que esta conciencia básica es innata en los niños/as, que debe aprenderse desde la infancia. También saber nombrar las emociones ayuda a tener más claro lo que les ocurre, es esencial para conocerse a sí mismos y poder ayudarle a gestionarlas para centrar la atención en aquello que le preocupa, en lo que desean aprender. La misión de los/as maestros es realizar su labor educativa partiendo de los intereses de los niños/as .
No podemos olvidar que el cerebro crece continuamente y se moldea a sí mismo mediante experiencias constantes a lo largo de toda la vida y en especial en la niñez, y saber que, desde el punto de vista anatómico, el cerebro no adopta su forma definitiva hasta los veintitantos años.
Gracias a esta plasticidad del cerebro se realizan las conexiones entre los circuitos para el aprendizaje social y emocional., los circuitos para el aprendizaje de la empatía y la gestión interna de conocerse uno mismo se desarrollan y crecen durante la niñez y la adolescencia especialmente.
Por otra parte, los centros cerebrales del aprendizaje operan al cien por cien cuando estamos centrados y tranquilos., de ahí la necesidad de enseñar en entornos seguros y tranquilos para centrar la atención, herramienta fundamental para aprender (control cognitivo). La corteza prefrontal actúa como medio ejecutivo de la mente que nos permite oponer resistencia a la distracción, inhibir impulsos perjudiciales (agresividad), retrasar la gratificación en la búsqueda de objetivos deseados. Es muy importante enseñar desde la niñez, la espera.
Los/as maestros/as y educadores, que somos todos/as, debemos intensificar el control cognitivo, es decir, trabajar la atención, la tenacidad, y la empatía. Sin olvidarnos de las neuronas espejo, que nos activan el cerebro partiendo de lo que vemos en otras personas, sus movimientos, sus modales, sus emociones (ser modelos) y nos procuran las herramientas internas para la empatía y las habilidades sociales. Hay que educar a los niños y niñas a promover el afecto y la compasión para estar dispuestos a colaborar y a resolver de forma pacífica los problemas que vayan surgiendo en la convivencia.
Montserrat Moldes