Hoy os voy contar una experiencia personal increíble que si me lo cuenta otra persona no me lo creería. Mientras yo estaba embarazada trabajaba en el pueblo de Buño a parte de en Santiago y estuve preparando con mis alumnos ( entre los 8 y 12 años ) una obra de Mozart llamada “Pequeña serenata nocturna “. Los últimos quince minutos de clase se destinaban a preparar el festival de fin de curso. Unos cantaban, otros/as tocaban xilófonos, carrillones, metalófonos, y alguien tocaba el piano y también se representaba una danza antigua.
Acabó el curso y yo dejé de escuchar esta música por razones obvias; pasaron los años, mi hijo nació y después fue a la escuela infantil,.Yendo en el coche se escucha en la radio…
“La pequeña serenata nocturna” de Morart y cúal será mi sorpresa cuando mi hijo empieza a tararearla!!!
Al llegar a la escuela,le pregunté a su profesora si pusieran esa obra en el aula, y también pregunté a las otras profesoras; y no, no la pusieran;¿Cómo mi hijo la conocía?…Pues de escucharla en el vientre de su madre.
Yo ya sabía de los beneficios de escuchar música y cantarle a los bebés, pero no imaginaba que desde la gestación ya se educaba el oído. Después de leer exhaustivamente sobre el tema, comprobé en mi propio cuerpo la maravillosa experiencia de experimentar con mi hijo ese pequeño “milagro”, que como soy un poco escéptica, no creía mucho.
Lo que demuestra hasta que tal punto el ser humano lleva la música innata desde tiempos ancestrales y lo beneficiosa que puede ser, pues la paz que crea y lo que calma el espíritu no se paga con nada.
Rosana Digón. Profe de Música